Señor Valerio :

Le escribo esta carta a pesar de los contrasentidos que a continuación le explico.
Ignoro si es este su verdadero nombre.
Ignoro si esta carta llegará a sus manos, puesto que ignoro su domicilio y cualquier dato perteneciente a su paradero.
Ignoro si usted ha muerto o todavía vive.
Ignoro la posibilidad esquiva de que seamos parientes, o hayamos sido amantes, amigos, compañeros de facultad, vecinos, parteraires.
Ignoro sus gustos musicales y estéticos en general, por lo que he preferido no adjuntar a esta carta ningún obsequio navideño.
De hecho, ignoro si ud. celebra las navidades, porque, cabe aclararlo, ignoro su procedencia cultural, geográfica y religiosa.

En fin, dándose cuenta ya a esta altura que, en definitiva, lo único que hago cabalmente es ignorarlo; me atrevo a pedirle que, no obstante, tenga a bien considerar este pequeño gesto de escribirle, y tomarlo quizá como una especie de súplica de quien pretende, inútilmente, torcer este destino de ignorarnos como los perfectos desconocidos que somos.

atte.
cronopio

Estimados crono-piojos:

Es vuestra la culpa de que mi vida efímera, mi existencia solar, llegué a su fin. Ustedes -en la figura del reprimido ese que llamaron Ambrosio- me han dado doce meses o 365 días de imperfecciones, lluvias, sequías, diversiones y tristezas. Me voy para siempre.
¡Adiós!
Mi corta vida no me molesta tanto como que seáis desagradecidos. Sé que cuando recuerden los -buenos- momentos que disfrutaron junto a mí, no dirán: ¡qué grande el 2005! o ¡qué año maravilloso vivimos junto al 2005! Ustedes llegan a diciembre en las últimas y entonces me cargan las culpas tildándome de mierdoso, pesado, feo, horrendo, de ser el culpable de todas sus calamidades, en fin.
¿Qué culpa tengo de qué sean unas mariconas qué no aguantan doce meses de vida? ¿Eh? ¿O piensan endilgarme las maldades de su propia especie? ¡Nah! Me niego, soy un simple instrumento del calendario al que van deshojando mes tras mes. ¡Y yo no digo nada de esa desnudez a la que me veo obligado! ¿O acaso me quejé de que me corten las extremidades arrojándolas a la basura? ¡No!
Ahora, en el ocaso de mi vida, estoy enojado. Será que me hago viejo con el vértigo del túnel de luz que me llevará al paraíso de los años, donde no hay calendarios ni relojes ni nada que marque el tiempo, donde los años viven felices en su eternidad. Y ese pensamiento religioso es lo único que me hace feliz.

¡Les deseo un bonito 2006 para qué no me recuerden con rencor!
El año viejo.

Queridos niños:

El Correo del Polo Norte quiere avisarles que Papá Noel SI EXISTE. Y, de hecho, es él quien fabrica y reparte los regalos de navidad para cada niño. Esto significa que si no le escriben cartitas, el no sabrá bien que regalarles y seguramente terminará llevandoles calcetines o camisetas, que siempre sobran.
El Correo del Polo Norte espera que comprendan que no tendría ningún sentido que los padres engañen a sus hijos con la existencia de un "Papá Noel", por lo que no es una teoría viable, y al contrario si se comprende que los padres más parásitos les digan a sus hijos que ellos son quienes les regalan cosas en navidad, con la clara intención de llevarse el crédito y el cariño de los niños.
Esperamos que este correo desinteresado llegue a todos ustedes, queridos pequeños, para que se empiece a desmantelar la mafia de los padres parásitos.

grafiti invisible en mi pared

hola
soy el duende que duerme en este ladrillo
un día me cubrieron con yeso pero no me morí
porque soy un duende.

trabajo elaborando tus sueños desde hace años
y me pareció que era hora de que nos conozcamos

podés cagarme a trompadas si querés

pero deberías admitir que si fuera real sería un gran cineasta.