epístolas rococó (2)
Amado Corazón de Alcachofa:
No haga caso a mi aflicción por no recibir frecuentemente sus palabras, aprecio muchísimo más su presencia corpórea y espiritual. Mantengamos, eso sí, este perfumado protocolo, que permanecerá incólumne por los tiempos de los tiempos, o hasta que colapse el universo. En caso de colapsar el universo, quedarán nuestrás almas como ánforas llenas del amor que hemos sabido propiciarnos durante estas dulces, dulcísimas semanas.
Y al decir dulces, dulcísimas, dulzor, dulzón (y sus derivados) viene a mi paladar una sensación nítida de sus besos como hormigas escalando una montaña de merengue.
Lo amo (o debiera decir LE amo?) como ama la luciérnaga a la noche, y cultivo a la distancia mi amor por usted como cultivan los grillos el silencio, para después alborotarlo con su cantito.
Suya, por siempre y aunque colapse el universo
S.
PS: el ardor de sus palabras me ha puesto los cachetes como piñatas, y sin querer se me pasó el agua para el mate.
No haga caso a mi aflicción por no recibir frecuentemente sus palabras, aprecio muchísimo más su presencia corpórea y espiritual. Mantengamos, eso sí, este perfumado protocolo, que permanecerá incólumne por los tiempos de los tiempos, o hasta que colapse el universo. En caso de colapsar el universo, quedarán nuestrás almas como ánforas llenas del amor que hemos sabido propiciarnos durante estas dulces, dulcísimas semanas.
Y al decir dulces, dulcísimas, dulzor, dulzón (y sus derivados) viene a mi paladar una sensación nítida de sus besos como hormigas escalando una montaña de merengue.
Lo amo (o debiera decir LE amo?) como ama la luciérnaga a la noche, y cultivo a la distancia mi amor por usted como cultivan los grillos el silencio, para después alborotarlo con su cantito.
Suya, por siempre y aunque colapse el universo
S.
PS: el ardor de sus palabras me ha puesto los cachetes como piñatas, y sin querer se me pasó el agua para el mate.