Apocrifario Epistolar

voyeurismo inocuo, se podría decir.

30.7.05

Sr. Juez:

Esta es una carta desesperada desamparada descisiva despedazada despedida despiadada des-es-truc-tu-ra-da.
Dése, pues, cuenta, Sr. Juez, lo muy importante que es que Ud. la lea, aunque no diga nada más que idioteces sin sentido ni dirección, aunque sea una carta sin destino, sin destinatario, sin sobre, sin buzón, sin estampilla, sin estampa.
Es una carta de pedido. Y eso interprételo como quiera.
Nunca entendí por qué la gente le escribe, Sr. Juez. ¿Es Ud. un respetable Juez imaginario al que todos recurren cuando sienten que solo la justicia invisible podrá ayudarlos?
Ud. recibe constantemente cartas de suicidio, eso lo sé. Pero no crea que tengo esas intenciones. No comprendo cómo podría estar de ánimo para escribir en semejantes circunstancias. Cómo podría soportar la contradicción de la materialidad de las letras sobre el papel y su contenido lleno de oquedades metafísicas.
Por otra parte, comprendo que Ud. no es papá Noel, por lo cual no voy a pedirle una bicicleta y un trompo, como tenía pensado al comenzar a escribir.
Es más, no voy a pedirle nada.
Y tampoco sé a qué venía esta carta.

No obstante, saluda a Ud. muy atte.

J. P. Bulgario